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3 paginas web que abordan el tema de la explotación minera en La sierra de Perijá,
Venezuela específicamente posee el 0,5% de las reservas mundiales de carbón y
su extracción causa daños a la salud y al ambiente tales como las que enumero a
continuación:
Cada tonelada de carbón que se
extrae equivale a destruir aproximadamente 70 toneladas de bosque, agua y
biodiversidad.
Contribuye al Incremento de
enfermedades tales como la neumoconiosis afección respiratoria que puede matar
al ser humano.
Aumento de 1 a 2,5 grados en la
temperatura promedio de la zona y del estado Zulia,
Importantes sectores de la
ciudad de Maracaibo quedarán sin agua al secarse los embalses de Manuelote y Tule
que son los que surten de agua a la ciudad al ser taponados los ríos que llegan
a los mismos para extraer el carbón depositado bajo sus lechos.
La construcción de Puerto América por donde
sacaran el carbón al norte del Golfo llevará a la muerte del lago.
Se destruirá una de las
reservas biológicas más importantes de Venezuela y el mundo compuesta por más
de 1300 especies distintas de fauna.
Se perderá más del 50% del agua
dulce que llega al lago de Maracaibo.
En torno al tema se ha desatado
toda una polémica comunicacional, el estado a propiciado la explotación carbonífera
de la sierra de Perija en detrimento de los pobladores que por mas de tres mil
años han ocupado estos territorios, los cuales determinan lo que podríamos llamar
la cotidianidad de los pueblos indígenas, que por ocupar estos territorios están
siendo: desplazados, perseguidos,
expropiados, expoliados.
Las
comunidades indígenas del occidente de Venezuela son grupos de desesperanzados,
no pueden ni quieren ser insertados en un modo de vida que nosotros llamamos
modernidad, pero que es totalmente ajeno y contradictorio para ellos, no
entienden la supuesta lógica que los desplaza y destruye sus ancestrales
asentamientos, lógica que si nosotros analizamos tampoco entendemos. Desde y
alrededor de las comunidades indígenas construimos los pujantes desarrollos de
la modernidad que los expulsa y violenta. Los muros que hoy son construidos
para separar a los pobres de los ricos, en México, en Israel, en Argentina, en
Brasil, son la constatación física del desprecio y el racismo, y tienen su representación
alrededor de nuestros pueblos indígenas a los que se cerca e incomunica por
indeseables, pero esta situación es también la expresión de la modernidad que
ayudamos a edificar (con nuestros silencio cómplice y encubridor solo vemos en
la indigenidad rostros peligrosos en vez de rostros atemorizados, rostros
atemorizantes en vez de rostros suplicantes y confusos) ya no los necesitamos,
y no queremos que formen parte de lo contemporáneo.
Su historia es testimonio de la violencia que
nosotros no hemos podido erradicar de nuestra sociedad, y esto es fácil de
explicar como decía Walter Benjamín "Todo documento de cultura es un
documento de barbarie". Debemos tomar conciencia de que la sociedad occidental
esta fundada sobre escombros que nos permiten vislumbrar un pasado de
sufrimiento, inequidades y barbarie, ¡SI! somos una sociedad bárbara, no somos
como algunos erradamente preconizan producto del amor. Es parte de nuestra
tarea histórica revertir esta situación. “El capitalismo y sus medios han
ocultado precisamente esa violencia, y pretender hoy colocar la violencia de
las comunidades indígenas, por ejemplo, como algo aislado y propio de sectores
que no pueden asimilar los valores de la civilización, para un indígena esto es
una aberración, que no obstante consumimos en productos periodísticos
amarillistas, racistas, que mancillan la dignidad humana y la tan mentada autodeterminación
de los pueblos indígenas”. Nos toca pues, ejercer una comunicación que
visibilice sus raíces y pasado. Allí están los testimonios vivos en nuestras
comunidades indígenas.
El
capitalismo y sus medios, al borrar su historia, procede además a suspender en
un limbo mediático las imágenes representativas de la sociedad indígena, sólo
que despojadas de historicidad y así intentar invisibilizar sus ancestrales
derechos. Los medios de comunicación y en esta oportunidad también se han
sumado los medios públicos nos entregan una imagen abstraída de la realidad,
con la cual fabrican lo que Benedict Anderson llamó la “comunidad imaginada”. Dejamos
de conocer una historia para compartir una creada por los medios. Los
medios heredan, prolongan, fabrican e impulsan la historia oficial capitalista
que las elites burguesas editan con los hechos del siglo XIX y XX, cuando se
definió el Estado-nación, la república, la modernidad, la democracia
representativa, el estado de bienestar, el neoliberalismo. Ya entonces nuestros
primeros pobladores eran nación, pero insistimos en invisibilizarlos, esta en
nosotros alzar la voz y revertir esta tropelía.